Gato Roboto es uno de los muchos
indies metroidvanias que han estado saliendo últimamente, con una diferencia
importante, su corta duración es su mayor fortaleza. El juego trata de Kiki, la
gatita del famoso capitán espacial Gary, que tras apoyarse en la consola de
control de la nave provoca que esta choque contra un planeta extraño y deje a
su dueño incapaz de moverse, por lo que Kiki es la que debe encargarse de
explorar el planeta y encontrar una forma de sacar a ambos de ahí.
Al más puro estilo Metroid, Kiki posee un traje
espacial que la permite explorar el hostil planeta a base de rayos, misiles y
saltos dobles. En cualquier momento Kiki puede salir de su traje y explorar a
pata el nivel, esto la permite escalar, colarse por conductos de ventilación o (muy a su
pesar) nadar a cambio de que poder morir en un golpe y no ser capaz de atacar.
Esta mecánica se usa bastante bien en las 2 horas y media que dura el juego,
desde tener que ayudar a cruzar tu traje usando interruptores localizados en
zonas que solo Kiki puede acceder, hasta zonas laberínticas al más puro estilo
Pac-Man donde no puedes debes esquivar a todos los enemigos.
Los gráficos usan una paleta monocroma en blanco y negro que se puede cambiar a otras combinaciones de dos colores, por lo que los desarrolladores han usado formas ingeniosas para evitar que todas las zonas se vean iguales haciendo que cada una tenga su tema, por ejemplo una de ellas está inundada y debemos ir bajando el nivel del agua para poder abrir puertas con el traje, o la zona del calefactor donde la lava y el efecto de calor te vende muy bien la ambientación. Otro detalle que me gustó mucho de esa última zona es que Kiki no puede salir del traje hasta que arregláramos el aire acondicionado del lugar o se quemaría.
El arsenal de Kiki se basa en un disparo normal de corto alcance y un lanza misiles ilimitado de largo que se sobre calienta a los dos disparos, por lo que debes alternar constantemente entre ambos tipos de disparos mientras te acercas/alejas del enemigo y esquivas todo lo que este te tire. Añade a este sistema de combate los jefes que el juego pone en tu camino cada poco tiempo junto a situaciones que van desde luchar encima de un pozo de lava a una pelea en la que Kiki carece de su robot y debe usar el entorno para luchar y tienes algunos de los mejores jefes que he visto en un metroidvania. Por desgracia cae en un fallo que suelen tener estos títulos, cuantas más ampliaciones del traje tengas menos memorizar requieren estos momentos por culpa de que esta gatita se vuelve un tanque de vida.
La narrativa del juego es muy simple pero posee algunos giros y momentos algo tristes. A lo largo del juego Gary (el cual recordemos está en la nave sin poder moverse) se comunica contigo para intentar ayudarte, hablándote como cualquier dueño hablaría a su gata, con amor y pidiéndola que tenga cuidado, por lo que es una relación que aunque simple, es creíble y ayuda a que la recta final del juego resuene más con el jugador.
Cuando llegue a los créditos me sentí bastante satisfecho, su duración impide que el juego se vuelva repetitivo nunca, las mecánicas se explotan casi todo lo que pueden (hay algunos trucos de speedrun que me parecieron interesantes y que se usan pocas veces a lo largo del juego normal), los jefes no dejan de mejorar, las zonas son totalmente diferentes entre ellas, hay muy poco que pueda reprocharle a este juego. Si tenéis entre dos y tres horas y os gustaría tener un gato que se parezca a Samus, daos el gusto.
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| Alternar entre mecha y gato es uno de los puntos clave del titulo |
Los gráficos usan una paleta monocroma en blanco y negro que se puede cambiar a otras combinaciones de dos colores, por lo que los desarrolladores han usado formas ingeniosas para evitar que todas las zonas se vean iguales haciendo que cada una tenga su tema, por ejemplo una de ellas está inundada y debemos ir bajando el nivel del agua para poder abrir puertas con el traje, o la zona del calefactor donde la lava y el efecto de calor te vende muy bien la ambientación. Otro detalle que me gustó mucho de esa última zona es que Kiki no puede salir del traje hasta que arregláramos el aire acondicionado del lugar o se quemaría.
El arsenal de Kiki se basa en un disparo normal de corto alcance y un lanza misiles ilimitado de largo que se sobre calienta a los dos disparos, por lo que debes alternar constantemente entre ambos tipos de disparos mientras te acercas/alejas del enemigo y esquivas todo lo que este te tire. Añade a este sistema de combate los jefes que el juego pone en tu camino cada poco tiempo junto a situaciones que van desde luchar encima de un pozo de lava a una pelea en la que Kiki carece de su robot y debe usar el entorno para luchar y tienes algunos de los mejores jefes que he visto en un metroidvania. Por desgracia cae en un fallo que suelen tener estos títulos, cuantas más ampliaciones del traje tengas menos memorizar requieren estos momentos por culpa de que esta gatita se vuelve un tanque de vida.
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| Los jefes son puñeteros pero divertidísimos |
La narrativa del juego es muy simple pero posee algunos giros y momentos algo tristes. A lo largo del juego Gary (el cual recordemos está en la nave sin poder moverse) se comunica contigo para intentar ayudarte, hablándote como cualquier dueño hablaría a su gata, con amor y pidiéndola que tenga cuidado, por lo que es una relación que aunque simple, es creíble y ayuda a que la recta final del juego resuene más con el jugador.
Cuando llegue a los créditos me sentí bastante satisfecho, su duración impide que el juego se vuelva repetitivo nunca, las mecánicas se explotan casi todo lo que pueden (hay algunos trucos de speedrun que me parecieron interesantes y que se usan pocas veces a lo largo del juego normal), los jefes no dejan de mejorar, las zonas son totalmente diferentes entre ellas, hay muy poco que pueda reprocharle a este juego. Si tenéis entre dos y tres horas y os gustaría tener un gato que se parezca a Samus, daos el gusto.





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